Después del mejor maridaje expositivo y después de una larga jornada de duras podas, alambrados gruesos y torsiones imposibles, llega el momento de saciar el apetito.
En la terraza Deluz las mesas salen a pasear por el jardín y las estrellas y el toldo nos arropan en las noches cálidas. La noche se llena de música y de velas.
Por el comedor del Deluz desfilarán las azañas más elaboradas, los trabajos mas suculentos y los reconocimentos mas dulces. Todo ello bien regado, con las menciones y meritos que salpicarán una velada inolvidable.
¡No te lo pierdas!